La represión del Estado suma y sigue!
En la cámara alta se votará este proyecto de Ley, promulgado por el fascista senador Alberto Espina, perteneciente al nocivo partido político llamado Renovación Nacional, quien es famoso por siempre criminalizar a los movimientos sociales, por sobre todo a los encapuchados. Si hace unos dias María Angélica Cristi y Gonzalo Uriarte, ambos de la Unión Demócrata Independiente (el partido popular), entregaron a la Cámara de Diputados un proyecto de ley que habilitaría a los carabineros a detener a cualquier persona que los insulte, hoy la neutralizacion de los manfestantes y el derecho constitucional para la policia a sacarle la cresta a quien se le da la gana va mas alla.
Es así como esta ley patrocinada por Espina busca aumentar de manera considerable las penas ejercidas por el Estado en su labor de castigar todo acto que altere su “normalidad” (el conflicto) y que en tanto expresa una demanda u objetivo ajeno a los métodos instituidos para conseguirlo (métodos que solo permiten entrar en un circulo donde lo “posible” es lo que el capital ha definido como tal) en la mayoría de los casos se debe recurrir a cubrir el rostro con el objetivo de impedir ser identificado por el Estado. De otra forma aquellos que van por fuera de lo “instituido” y son identificados sufren la persecución, amedrentamiento y cárcel.
Es por esto que ante la imposibilidad de identificación que presenta para el Estado el uso de la Capucha como método de resguardo de quienes deciden no usar la vía ofrecida por el Capital para conseguir nuestras demandas, el senador Espina propone como pena la cantidad de 5 años en la cárcel por el simple hecho de hacer "desórdenes públicos encapuchado".
Es interesante notar que la ley discrimina fuertemente a quienes sean detenidos bajo esta ley, como por ejemplo aplicando entre 61 y 540 días en la peni a toda persona que los pacos sorprendan "alterando el orden público", pero que en tanto estén a cara descubierta no se compara con quienes lo hagan de manera encapuchada que arriesgan desde 541 días hasta 3 años. Es así como el Estado nuevamente busca frenar el conflicto a cara descubierta (que igualmente les facilita la identificación) pero más aun, a cara cubierta. Las crisis que nos anuncian desde todos los sectores, el desgaste de la coalición de gobierno y las luchas de trabajadores, secundarios y pobladores dan cuenta que los defensores del Capital detectan una conflictividad mayor que se avecina y están preparándose. Desarmándonos de nuestras formas de enfrentar la maquinaria de violencia que es el Estado cuando el Capital se ve en problemas.
Además, anunciaron que se establecería una escalonada en el valor de las penas, discriminando a quienes caigan secuestrados por los pacos por primera o más de una vez.
"En el caso que cometa por primera vez el delito, puede estar sujeto a una pena alternativa como la remisión condicional de la pena o trabajo en beneficio de la comunidad. Si se comete por segunda vez el delito, sólo le cabe la oportunidad de reclusión nocturna o trabajo en beneficio de la comunidad y a la tercerea vez no le queda más alternativa que ir a la cárcel", mencionó el fascista de Espina.
Además, a quienes ataquen íconos de la propiedad privada y fiscal, tendrán unas elevadas penas, y aún más si son realizadas durante coyunturas públicas.
Es así como exponemos las multas:
Si el daño excede las 40 UTM ($ 1.447.320), se aplicarán penas entre 541 días a 5 años, además de una multa de entre 11 a 15 UTM ($ 398.000.013 a $ 542.745).
Si el daño excede las 4 UTM ($ 144.732) y no supera las 40 UTM, las penas serán entre los 61 días a 3 años de cárcel, además de multas entre 6 a 10 UTM ($ 217.098 a $ 361.830).
Además, si la persona estuvo encapuchada para protegerse de una inevitable persecución policial, estas penas se aplicarán en su grado máximo.
En tanto, se modifica la temida, fascista y represora Ley de Seguridad del Estado, en donde las acusaciones y la petición de estas penas se harán cargo los fiscales, mientras que las personas que sean victimizadas podrán llevar a juicio criminal a los encapuchados, imputándolos de 2 delitos, lo que aumenta aún más las penas de encierro carcelario. Toda una politica represiva que articula y legitima una "cultura" del orden esta muy interiorizada en los mutantes que consideran "bueno" no decirle ningun insulto ni tirarle agua a las autoridades pues es una "falta de respeto". Algo que debemos aceptar ha surtido efecto desde el Estado, quienes han logrado dejar mansitos a toda una poblacion y el mas claro ejemplo fue la reciente aplicacion del sistema de transportes del Transantiago donde ante las camaras teniamos muchas quejas, pero salvo barracas y manifestaciones en las poblaciones, no fueron mas alla. En argentina algo asi le habria costado la presidencia al que estuviera de turno...
Pero en tanto nos están “desarmando” es que no debemos sentirnos amedrentados. Es vital mejorar los métodos de coordinación e identificación de infiltrados. Estar atentos ante los movimientos del Estado, que planea y que podemos ver diariamente en la prensa que el mismo capital se encarga de mostrarnos para identificar qué pasos están siguiendo. Pero más aun, mejorar las tácticas de defensa y ataque. La capucha no puede ser un juego, ni para un estudiante, poblador o trabajador. Es una herramienta básica que debe ser explotada al máximo para seguir resistiendo. Y aunque se hagan mil leyes que quieran impedir su uso, que quieran hacer hasta de una piedra un arma, no dejarse abatir con sus leyes. Simplemente ser rigurosos y tener más cuidado. Mal que mal, esto es expresion de que poco a poco los explotados como clase comienzan progresivamente a organizarse lo que gesta el temor de quienes ven sus interereses en peligro ante cada revuelta, manifestacion o conflicto.
FUENTE: AKA
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